Es verano, es probable que vayamos a un lugar nuevo a pasar las vacaciones, emocionados compraremos la postal más bonita (o la más hortera, dependiendo del nivel de cabronil que tengamos) para poder obsequiar a la vuelta a familiares y amigos con tan poco original sourvernir. ¿Y qué pasa cuando vamos asiduamente a nuestro destino turístico y todos nuestros conocidos tienen las postales de todos los rincones habidos y por haber…? ¿O si no nos apetece hacer el típico obsequio? ¿Y si no nos queda un duro porque nos hemos puesto hasta el ojete de helados artesanos? No os preocupéis, nosotros os daremos la solución: un recuerdo marino decorado de forma friki. Barato, barato y muy salao.
¿Qué necesitamos?
- Conchas recogidas en la playa.
- Rotuladores permanentes.
- Barniz: (opcional)


Tras limpiar las conchas y secarlas, podremos pintar la cara de la artista de moda. Si queremos que la pintura dure más podemos darle una capa de barniz. También podemos convertirla en colgante, bien aprovechando conchas de la playa que tengan agujero, o haciéndolo nosotros con mucho cuidado con un minitaladro y añadiéndole la argolla y el cordón.

¿Que Conchita Wurst es demasiado mainstream? No os preocupéis, dejad volar vuestra imaginación y pensad a quién le váis a dar el regalo y qué le podría gustar. ¿Tal vez unos tentáculos a lo Chtulhu…? ¿Una frase tipo “Larga vida y Prosperidad”?. Una vez más vuestra imaginación y vuestra destreza es el límite.
