Le vent se lève!… Il faut tenter de vivre!

” Le vent se lève!… Il faut tenter de vivre!” No, no hablo en raro, uso un fragmento del poema de Paul Valèry, que significa “El viento se levanta, debemos tratar de vivir”, el leimotiv de la última película del Estudio Ghibli. Esos cambios de viento que cuentan y estructuran la película, que refleja tan bien el carácter japonés de reponerse tras las adversidades y no, tampoco voy a hacer spoilers, lo prometo, porque creo que es una película que hay que ver “limpio”. Tan solo varias recomendaciones: atención a los sonidos -lo explico más abajo- y mejor si ya habéis visto alguna de las películas de Miyazaki, porque hay algún guiño que otro y porque será una experiencia mucho más enriquecedora.

Cartel de esta joya de película.
Cartel de esta joya de película.

Otra recomendación es poder oírla en versión original. Nosotros hemos tenido el privilegio de hacerlo y contar además con una charla-coloquio sobre el tema en los Cines Zoco Majadahonda en el estreno de la película. Tras Una breve introducción a cargo de Laura Montero (Doctora en Historia del cine y autora de “El mundo invisible de Hayao Miyazaki”) donde nos dio unas pinceladas sin destriparnos nada de la película (lo cual se agradece): por ejemplo, el saber de antemano sobre los sonidos y ruidos de la película, sobre todo los motores, están todos hechos con la voz. Si no se dice, quizá nunca lo supondríais.

Después se proyectó la película -mis impresiones más abajo- y tras esta, la tanda de preguntas y comentarios, que se han alargado porque todos queríamos saber algo más del universo Ghibli, del universo Miyazaki y de la pelicula en sí.

La ponente, Laura Montero Plata Twitter: @lmonplata
La ponente, Laura Montero Plata (Perdónanos por la foto)
En Twitter: @lmonplata

Decir que he disfrutado a muchos niveles y con muchos de los detalles: el lirismo de la película, los paisajes, la banda sonora con sus sonidos y silencios. Como buena porcorrosera, me ha encantado toda  la parte de los aviones, los bocetos, la mecánica, cómo pasa de los sueños a la realidad, esos procesos creativos. Esos personajes secundarios que parecen mágicos. Las reminiscencias a Totoro, y esos pelos miyazakianos que transmiten emoción, miedo, sorpresa. Todo ello unido a la cultura japonesa y toques de historia, de la primera mitad del siglo XX.

No se puede decir que tenga una acción trepidante, vamos, es algo lenta, pero quien conozca el cine de Miyazaki sabe lo que va a ver. No obstante había algunos niños en la sala y apenas han dicho ni mu, señal de que por los menos les estaba enganchando aunque no entendiesen todas las referencias -o eso o estaban demasiado concentrados leyendo los subtítulos-. En ocasiones con las transiciones de los sueños-realidad y el paso del tiempo podía resultar algo poco claro,  pero pude escuchar a un niño de unos 8 años:”ahora esto es un sueño”, entendiendo qué momentos eran reales y cuales no. Vamos, que aunque no sea una película recomendada para los niños, si tienen cierta edad van a poder entender la mayoría de la película, que no son tonticos, aunque en ocasiones subestimemos su inteligencia o capacidad para interpretar ciertas cosas. También tengo que decir que al empezar la película, aparecer los créditos y ver un brazo señalando la pantalla y medio-gritando de ilusion “¡Totoro!” me ha encantado 🙂

Y hasta ahí puedo escribir sobre la película y acabo este post-agradecimiento, porque no nos engañemos, esto no es una reseña. Este post es por la gratitud que siento cuando veo una de sus películas, el poder ver historias tan bellas y tan bien contadas, que sales con cosquillas en el alma, relativizando los problemas de tu vida y con ganas de vivir.

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